Libros que no leeremos.

Recibí este libro el 24 de junio, siendo día de San Juan.

Lo esperaba mucho antes. El servicio de ventas en línea donde lo compré aseguraba que el envío sería quasi inmediato, de un día para otro. Y tardó una semana -que, dicho sea de paso, aquí en México decir una semana es decir un par de minutos-.
Al llegar, encontré el libro con su plástico de burbujas protectoras, la bolsita con ese típico color anaranjado.
Lo que no esperaba, era la etiqueta pegada en el frente, con la tipografía de todas las publicaciones de Lumen, y un par de comentarios sobre la obra.
Hay libros que sabemos que no leeremos.
Por diferentes razones, el precio, el autor, el tema, el idioma, los juicios y prejuicios muy personales, el gusto, afectos, simpatías o aversiones.
Uno de ellos [cada lector tiene su lista y es poco frecuente que esta se comparta, la de volúmenes que sabemos que jamás leeremos] es "El infinito en un junco".
Por alguna razón que desconozco, un buen día, recién salidos de la pandemia, comenzaron a llegarme citas, "reels", comentarios, entrevistas, reseñas, de ese libro y su autora, en la red social de la Efe que luego se convirtió en Eme.
Y, quizás en un descuido, presioné algún botón de la plataforma y allí me tienen, recibiendo contenidos más o menos de forma constante de esta autora, cuyo libro principal ha sido premiado, laureado, comentado en sinfín de eventos y rincones.
Tal cantidad de entrevistas y trabajos -mantiene una columna o varias columnas y creáme, Poco Probable y Estimado Lector de este blog, que esa es tarea titánica- debe ser más que desgastante, algo abrumador. Pero ella ha salido adelante.
No he tenido un acercamiento como tal a su obra. Desconozco de qué vayan los demás libros que haya escrito y de su vida sé lo poco o mucho que ella concede en esas entrevistas sintetizadas o reproducidas en infinidad de medios y plataformas virtuales.
Y, a pesar de ello, he experimentado cierto distanciamiento tanto del libro como de la autora [por más que no haya leído el libro].
Algunos comentarios que he visto reproducidos aquí y allá me parecen, por lo menos, desafortunados. La autora debe verterse simultáneamente en un sinfín de ocupaciones que, es digno de admiración, apenas le dejarán unos minutos diarios para seguir escribiendo cosas que no sean sus colaboraciones en las columnas ya mencionadas, o la preparación de discursos para leer allá y acullá. Entiendo y comprendo que, entre tanto escrito y tantas publicaciones, se vaya algún error de ortografía, de sintaxis o de estilo.
Uno de estos errores de ortografía o sintaxis, según como se aborde, deforma horriblemente su colaboración titulada "Craso error". Después de 'político', falta una coma. Mínima, elemental, pero necesaria coma.
En fin.
Recibo el libro de Umberto Eco y veo la pegatina.
¿Quién no temblaría al escribir una frase, un párrafo, que será reproducido millares de veces, en una obra de un autor del calibre de Eco? Es para no dormir, pensar, escribir, reescribir, corregir, revisar, en fin, para vestirse con un traje de paranoia y ceñirse sobre las sienes un sombrero de TOC.
Leo la frase, el párrafo.
Contraposición de 'criminal' con 'salvador'. Dicotomías desangeladas, 'sabiduría' y 'juego', estilo 'sagaz' y 'lúdico', 'asombrosa inventiva' y 'certera lucidez'.

Las cosas quedan más o menos así:

CRIMINAL    SALVADOR
SABIDURÍA    JUEGO
SAGAZ    LÚDICO
ASOMBROSA INVENTIVA    CERTERA LUCIDEZ.

Ordenando y tratando de salvar y entender el mensaje mismo, sin adentrarse en la posibilidad de desenmarañar la intención de la autora, una lista medianamente ordenada quedaría así;

SALVADOR CRIMINAL
SABIDURÍA JUEGO
SAGAZ LÚDICO
CERTERA LUCIDEZ    ASOMBROSA INVENTIVA

Tal pareciera que estamos ante un intento laboriosamente atrevido de sintetizar "El nombre de la rosa" trayendo a cuento las figuras de Guillermo de Baskerville y Jorge de Burgos.
La inclusión de los términos 'juego' y 'lúdico' hacen que el temido pleonasmo haga su aparición, afeando ese refinado hommage [en caso de que lo sea o hubiese querido ser].
(Pienso en una elaboración acorde con la silogística aristotélica-tomista y una distribución, en la primera forma, de una estructura tal que, 1=a, 2=b, 3=b, 4=a y en la segunda forma, ordenada ya la fementida lista, quedaría lisa y llanamente 1=b, 2=b, 3=b, 4=b. ¿Habrá tenido algo así en mente cuando escribió la autora en párrafo, esa línea específica?)
Pero, ¿quién me ha pedido opinión sobre este particular, o cualquier otro asunto?
Esperaré que el tiempo despegue esa etiqueta. No comparto el truco ni lo aplico, de meterle la pistola secadora de cabello a los libros para volarles pegatinas o etiquetas; eso, a la larga, reseca los pegamentos y creo que sale más caro el caldo que las albóndigas.
Como sea, leeré el libro de Eco. Lo tengo aquí, a escasos veinte centímetros del teclado. El libro de Vallejo, premiado, multicitado, con su fama y estatus de Best-seller, estoy seguro que no lo leeré.

1815.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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