That Jackal is about to die.

Esa crítica invade la red de redes.

Que un 'remake' de El Chacal era innecesario y, además, nadie lo pidió.

Eddie Redmayne hace lo suyo e intenta salvar lo insalvable. Úrsula Corberó muy contenida, intentando no ser un mero añadido visual [esta mujer es imposible de 'no ver' y posee un magnetismo brutal muy a lo Mesmer] y consiguiendo meterse en su papel, sacando a flote también su personaje y el ámbito en que se desarrolla.

La producción, más que cuidada, riza el rizo y nos ofrece un personaje antagónico que resulta antipático apenas pasados los primeros en pantalla; Lashana Lynch cae en el cliché de policía/mercenaria buenísima en el trabajo que al llegar a casa no puede mantener en orden ni siquiera el guardarropa. Queremos que El Chacal la quite de la pantalla de una buena vez.

Siendo una historia conocida, con su remake encima, la adaptación y esa ambientación ultra-moderna no consiguen hacer que la historia se sostenga en pie. El cerebral ejecutor va cometiendo error tras error y en un abrir de ojos echa por la borda su propia forma de trabajo, sus métodos, sus intuiciones y sus certezas. En fin, pareciera que está hastiado de todo y no tiene forma de salir del laberinto en que se ha osado poner el pie.

Esto último, inexplicable dentro de la dinámica de la serie ya que, al permanecer en el más absoluto anonimato, podría permitirse el lujo de quedarse en retiro permanente y morir de viejo, y de pronto ya lo vemos aceptando un trabajo que, desde su planteamiento, sabemos que está destinado al más estrepitoso fracaso. Eso, en su profesión y en su mundo, equivale a dispararse en el pie.

Más que 'The Day of the Jackal' esta serie debiera haberse titulado 'The Last Days of the Jackal'. Por lo menos sabríamos a qué atenernos, y le ahorrarían al posible espectador un par de desengaños y desilusiones.

1808.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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