'Perfect days': Wenders siendo Wenders.

Quizás algo inherente a todas y cada una de las artes, es la capacidad de poder recibir diferentes análisis -y simultáneos- que permiten trazar una genealogía, a partir de la cual pueden destacarse e indicarse elementos de la obra artística en cuanto tal: ellos son las meras citas, paráfrasis, o influencias o herencias. Como es de suponerse, esto incluye a la cinematografía y literatura.

Que en el campo de la cinematografía hay 'reinicios' o 'actualizaciones' [para pretender utilizar un par de vocablos que dejen fuera ese par de terribles voces inglesas que tanto daño hace a la cinematografía actual] de argumentos y obras, es algo con lo que debe lidiar el espectador y consumidor de los contenidos multimedia actuales. De aquí que, cuando aparecen, los homenajes o influencias directas pueden ser combustible que alimente el cotilleo de un festival determinado, o pueden surgir años o décadas más tarde y originar ensayos o sesudas monografías.

En el caso de quien esto escribe, si pudiese realizar tal afirmación sin que fuese de alguna manera irresponsable, enunciaría mi opinión así:

'Perfect days' y 'Lucky' son hermanas. Tal es el parecido que tienen, los elementos que comparten.

Ahora, dando paso a los 'asegunes', lo que las hace diferentes y por tanto, las ayuda a tener un carácter propio, es el tallado de los protagonistas de cada film. En 'Lucky' tenemos a un hombre que goza de buena salud, con todo el tiempo y todo el mundo para sí mismo, que se enfrenta con la parte más tosca del tiempo: sus propios límites van siendo marcados, impuestos, por su propio cuerpo. No es que esté enfermando, que esté predispuesto genéticamente a sufrir tal o cual enfermedad. Ni siquiera que se haya descuidado. Simplemente, está volviéndose viejo. Cada día más viejo.

En 'Perfect Days', el protagonista vive día a día, con una rutina que le permite apreciar esas pequeñas pero valiosas casualidades, que mitigan y a la vez fustigan su existencia, dándole ánimos para llegar al día siguiente. Haga sol o esté lloviendo a cántaros, cada día es una victoria sobre el día precedente, y cada día es el alimento del día que vendrá mañana.

'Perfect Days' sólo podía ser filmada por Wenders, quien se pinta solito para tales menesteres.

Y dejaré esto aquí, por dos razones: la primera, evitar en lo posible los odiados 'espóilers'. Y segunda, en casa estuvimos 2 días sin luz, 1 día sin agua, 2 días sin internet y créame que intentar dormir con 30 grados y sensación térmica de 36 grados centígrados, sin una brisa de viento que entre por la ventana, es tarea de campeones.

Y no soy, en modo alguno, tal tipo de campeón.

[Esta entrada se escribió casi íntegramente el 27 de mayo, y terminé con el último par de párrafos hoy, 31 de mayo, 12:19 de la mañana. Así que quedará registrado el 27 de mayo, aunque el comentario final se refiera a la feroz tormenta eléctrica del martes 29 de mayo por la noche, que tumbó bardas, postes, volcó cajas de tráileres, en fin, nos dejó nuevamente un panorama casi apocalíptico, como para que nos vayamos acostumbrando.]

1790.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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