Flowers for the Princess, flowers for the Queen.

Internet explotó con los memes.

[Mala suerte la de morir el mismo día que fallece un mandatario con presencia internacional y mundial: el vocalista de Enanitos Verdes aparecerá listado siempre debajo de la reina.]

Cuando comenzaron a llegar las primeras noticias, el pandemónium fue tal que en una misma página podían verse los últimos reportes sobre la salud de la reina Isabel II y también la noticia que informaba su deceso.

No obstante la marea mediática que inundó los noticieros nocturnos, se repitieron ad nauseam las mismas imágenes, los mismos videoclips, las mismas capturas de tweets, las mismas reacciones de gente 'de a pie' entrevistada en los alrededores del palacio de Buckingham.

Recordé aquella escena de una película que en casa queremos mucho: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain que es, tangencialmente, un homenaje a la Princesa Diana. En alguna imagen televisada dentro del filme -quasi lector in fabula in fabula-, se puede ver un mar de flores adornando -no estoy cierto de ello-el mismo palacio.

Ayer, las imágenes mostraban flores llegando y llegando. Pero, con la diferencia horaria y también con la inmediatez de este mundo hiper-conectado, no vi -o no se transmitieron- más que unas imágenes, tomas rápidas, del frente adornado por unas poquísimas flores repartidas entre varios arreglos. Quizás hoy ya se replicó aquel mar floral que antaño vimos hace 25 años televisado e impreso en los principales periódicos del país -no he visto noticias en lo que va de la mañana-.

Me quedo con esto: la pena, quizás vergüenza de camarógrafos y reporteros que, viendo aquellos primeros ramos llegando y acomodándose verticalmente -al menos en la escena repetida una y otra vez- apenas formaba un pequeño listón floral frente al palacio.

¿Qué sucederá hoy, qué podrían decir las flores, que por sí mismas no dicen nada pero son capaces de causar ternura, admiración, respeto, vergüenza y quizás hasta lástima, según las circunstancias, la fama y la figura del destinatario?

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y quién puede tener una idea de cuánto vale una flor depositada en el mismo lugar, en una misma circunstancia, y con dos personas -personajes- tan diferentes e incluso, disímiles.

1751.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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