...aquel terrible pasaje de Lucrecio, sobre la falacia del coito.
Como el sediento que en el sueño quiere beber y
agota formas de agua que no lo sacian y perece abrasado por la
sed en el medio de un río: así Venus engaña a los amantes con
simulacros, y la vista de un cuerpo no les da hartura, y nada
pueden desprender o guardar, aunque las manos indecisas y mutuas
recorran todo el cuerpo. Al fin, cuando en los cuerpos hay
presagio de dichas y Venus está a punto de sembrar los campos
de la mujer, los amantes se aprietan con ansiedad, diente amoroso
contra diente; del todo en vano, ya que no alcanzan a perderse en
el otro ni a ser un mismo ser.
Traducción de J. L. Borges, en 'Historia de la Eternidad', III.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
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