La solución del Azco-árraga Yúnior para la crisis de México


El Azco-árraga padre vociferó en alguna ocasión que hacía "televisión para jodidos'. En efecto, eso explica por qué sus bodrios de entonces siguen vendiéndose como pan caliente en Latinoamérica [donde a nosotros los mexicles también nos consideran 'gringos'] y en las europas [para alentar el sentimiento de superioridad sobre esta raza de comedores de tacos, tamales, atole blanco y pozole] y hasta en China [cuya población envidia a cualquier país donde se gane más de 12 dólares como salario mínimo a la semana].

Pero una cosa es que México sea efectivamente un país de jodidos, y otra que seamos pendejos por gusto propio.

La última tanda de bodrios televisivos, ha resucitado un concepto antaño desaparecido, al menos desde que Salinas de Gortari nos jugó el dedo en la boca con que estábamos a un pasito de entrar por la puerta grande en el primer mundo: la vecindad.

La familia [o pocas veces mejor acertada definición: tribu] López sale de una vecindad y su tlatoani llega hasta la presidencia de Avon. 'Ni contigo ni sin ti' se desarrolla en una 'casa de huéspedes' que a fin de cuentas es una vecindad, pero menos jodida, y donde claro, las mensualidades son un poco más altas. La María Desamparada de 'Triunfo del amor' salió de otra vecindad, y regresa a ella como si fuese el paraíso perdido. Y la Rafaela, quien tiene un protagónico a pesar de hablar el español peor que cualquier pocho de aquí nomás cruzando la frontera, vivía en una casucha que más parecía hotel de paso, y donde confluían todos los del pueblo buscando apoyo, un pollo, repollo o lo que hubiera para almorzar.

La solución a la crisis, propuesta por el Azco-árraga Yúnior, es simple: volver al trueque, a la vida comunal, a los antiguo cacicazgos, donde sólo pervivía y sobrevivía la familia dispuesta a pasar sobre las demás sin que le importara un carajo.

Pero el Yúnior se olvida que no puede jugar a mamar y a dar topes. Con sus espectáculos estudiantiles -uno de ellos acaecido quizá hace un par de semanas, Espacio 2011- no puede obviar que este país está jodido no porque quiere, sino porque no puede dejar de estarlo, y menos con las ayudas que recibe 'de las clases pudientes'. Sucede lo mismo con el mexicano por adopción Eslím, quien abrió un museo donde el 60% de obras son de plano falsificaciones, o no valen un comino. Y todo porque, haciendo gala y uso de su excelente olfato financiero, el buen hombre compró por lotes las susodichas obras de arte, pensando que entre tanta porquería chance y pescaba una perla que valiera la pena, y justificara tal dispendio. Sumalla es un museo de juguete y un bodegón donde también se provee a los mexicanos de cultura tal y como la merecen: a granel y a güevo.

Los grandes hacinamientos urbanos van convirtiéndose poco a poco en mega-vecindades, donde el terror de criminales y transgresores de la ley son parte cotidiana de nuestra existencia, donde hemos de aprender a vivir con tales lacras a cuestas. Donde todos somos parte de la misma familia, y donde echándonos la mano unos a otros -o poniéndonos zancadillas unos a otros, que es exactalemtne lo mesmo- podremos o no, salir adelante. A esos señores poco les importa el bienestar de los mexicanos jodidos, sólo desean seguir tomando de esas mega-vecindades las historias bien maquilladas, presentables y 'moralmente aceptables' -a lo que ellos llaman argumentos- que les permitan subsistir "recreando" en la pantalla chica las situaciones que ni por asomo un televidente promedio podrá toparse allí nomás a unos metros de su tv, en eso que se llama 'las calles de México'.

La televisión para jodidos, y la cultura para jodidos es un lujo que ellos pueden darse, lujo que, lamentablemente, está paradógicamente también muy lejos del alcance del jodido mexicano promedio: los mensajes de amor y sufrimiento, de abnegación y superación, de triunfo y realización personal, nos parecen despilfarros en pantalla grande de recursos fabulosos, cristalizados en exposiciones culturales e historias melodramáticas que acaecen en un país muy lejano, muy bonito, muy ideal, y que se ha de parecer mucho al país en el que sueñan los yúniores y los Eslímes, con la esperanza de que sus televidentes y clientes sigan estando igual de jodidos, y a quienes poco a poco están quitando -sin darse cuenta- lo pendejo.

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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

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