Iniciativa México: el peor entre los Méxicos posibles
Por si al remedo de 'alianza televisiva' no le bastara con dejar en claro que la televisora del Ajusco es sólo un mirón de palo y la mencionada 'iniciativa' es un buen pretexto para balancear el péndulo debilitado de un Teletón cada vez más incierto, el último concurso transmitido en cadena nacional permite observar claramente cómo se juegan en las grandes esferas políticas -allende partidos, colores, ideologías y demás- los intereses económicos y sociales que terminan afectando al grueso de la población del país.
La vanagloria de haber recibido miles de 'inciativas' se basa en un hecho contundente: cada mexicano tiene un México ideal que en ocasiones muy poco tiene que ver con el México ideal de su vecino. La farsa se levanta así, sostenida por esos miles de inciativas que enviaron los mexicanos que 'realmente creen en México'.
Pero de las iniciativas en pugna, que juegan en un 'reality show' tipo 'bigbrother' por un premio de algunos millones de pesos, han estado siendo decantadas siguiendo juicios de valor arbitrarios.
Las preguntas más faltas de ética y moral asoman tras la espectacular cobertura nacional y los patrocinios pagados por compañías transnacionales e incluso, extranjeras.
¿Qué es mejor, ayudar a los niños de la calle o plantar arbolitos? ¿Desarrollar una proteína milagrosa o rehabilitar drogadictos y pandilleros? ¿Dar ácido fólico para evitar malformaciones congénitas o asegurarse de que esos seres humanos lisiados dependan el resto de su vida de fármacos, y ayuda social gubernamental?
Las iniciativas que resultaron triunfadoras la semana pasada tienen algo en común: sí, es cierto que han sido propulsadas y defendidas por personas comprometidas y que se han partido el lomo trabajando en pos de los demás. Pero ese compromiso NO es el compromiso de las televisoras, y mucho menos el compromiso de las compañías patrocinadoras.
México recordará el próximo mes de Noviembre que para levantar otro CRIT hace falta un montal de dinero, muchísimos más millones que la migaja de premio que recibirá la 'iniciativa' triunfante. Diez millones de pesos, ante la estratosférica entrada de un Teletón, es prácticamente nada.
Y no puede ser de otra manera: mal le vendría a una transnacional como la CocacolaCompany o la S-ony o cualquier otra marca que usted guste y mande, poner sus logotipos por ejemplo, en las camisas y camisetas de un centro de rehabilitación, o en los mangos de los azadones y palas y picos de alguna población indígena.
Allí nadie podrá advertir el trabajo hecho 'en pos de la sociedad'.
Por ello no es de extrañar que las iniciativas triunfantes la semana pasada, realmente tengan poco alcance dentro de una sociedad que se derrumba poco a poco. Incluso, en un acto de ilusionismo tipo 'Las Vegas', las empresas pueden declarar que habrá no uno, sino cinco ganadores con diez millones de pesos en el bolso cada uno, y eso seguirá siendo poco. Es más, bien pudiera resultar ganadora una iniciativa que tenga que ver directamente con la búsqueda de bienestar social indígena, aún eso mismo, será una pantalla. Se puede premiar a quien impulsa dichos proyectos indígenas... con tal de que a los indios no nos los pongan enfrente, a menos que sea para limpiarles una lagrimita de sudor o llanto frente a las cámaras televisivas. Pero que ni se les ocurra que vayamos a solucionarles la vida a esos muertos de hambre, ¡nones! No vamos. Los indios que se queden lejos.
Aquilino Duque lo enunció muy bien: las sociedades permitivas son un todo, donde fácilmente anclan los vicios que dañan más gravemente a la población, comenzando por los más jóvenes. La 'speed life' es lo mejor que puede pasarle a cualquier sistema gubernamental, no queremos viejos que dependan hasta los 100 años del seguro social, al contrario, queremos que los jóvenes se maten antes de que dejen de ser productivos. Es decir, antes de los treinta y cinco años.
Esos premios maravillosos de las cadenas televisoras, de la iniciativa privada y demás, son la consecuencia inevitable de un sistema de gobierno que ha fracasado, y de una sociedad de consumo alienada y desprovista de cualquier rasgo que tenga que ver con lo netamente 'humano'.
No se puede premiar la labor de alguien que se dedique a sacar drogadictos de la calle, porque eso es dejar en evidencia que los esfuerzos gubernamentales para combatir el narcotráfico han fracasado, no se pueden premiar iniciativas que promuevan el aumento en los niveles de salud e higiene entre los indígenas porque eso sería dejar en claro que el gobierno y el IMSS ha fracasado.
No se puede premiar un centro de ayuda a niños de la calle, porque ellos son desechos de una sociedad que lucha por llegarle al 'american dream' que tan lejos le queda incluso a los vecinos del norte.
Las iniciativas, y especialmente, la iniciativa que resulte triunfadora, será la que evidencie el peor de los Méxicos posibles: un México que excluye sistemáticamente aquello que le incomoda, y que es imposible que aparezca en televisión, en 'horarios familiares' o 'estelares'.
Está aquí, a la vuelta de la esquina, la filantrópica esterilización masiva, la eutanasia piadosísima, los estupefacientes como placebos, la desaparición de dignidad infantil ante familias 'open mind'.
Esa es la verdadera inciativa México: pasar de un solo brinco de un México imperfecto, a un México triunfador donde aquello que estorba puede ser descartado... con y ante el beneplácito y aplauso de la honorable concurrencia.
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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
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