Una respuesta tardía a Jesús Olague.
Sobrevivir con 40 pesos diarios
Miércoles 4 de Noviembre de 2009 | 10:16
Simitrio Quezada
Cuando cursaba el cuarto grado de primaria, lo recuerdo claramente, las maestras de mi escuela pasaban salón por salón para recoger cooperaciones con miras a ayudar a los gastos de cuatro hermanos que estudiaban en la misma institución, y quienes a veces no iban a la escuela porque sus zapatos traían la suela cuarteada o porque no tenían qué almorzar.
Así como ahora algunas familias deben sobrevivir con 40 pesos diarios.
O menos.
Los artilugios en esas circunstancias son numerosos, el caldo de menudencias de pollo, con sus patas y vísceras a granel, los quelites en agua hervida, las papas mirruña que regalan en el Mercado de Abastos, las sopas de estrellitas, los frijoles calduditos, los tacos de sal o la sopa de churritos de harina.
Es en serio.
El hambre ataca sin piedad, las necesidades llegan por todos lados y entonces el señor padre de familia o la heroica ama de casa tienen que hacer de tripas corazón y pedir más a las chancletas para ver si alcanzan a llegar vivas a Navidad, con tal de que los hijos puedan tener sus tenis que les piden para el próximo desfile.
Todo sea por ellos.
Que vale la pena tanto sacrificio lo tengo probado, y no por mí, sino por esa misma familia que arrebataba resistencia al aire para seguir de pie; puedo decir, incluso, que el mayor de ellos, nueve años después de esas colectas, salió adelante con su enorme inteligencia, se hizo mi mejor amigo y ahora incluso es colaborador en este diario. Cada vez que edito algún texto suyo me lleno de secreto orgullo, el mismo que hoy hago público, porque veo que Fresnillo tiene familias así y pretendo que alguien más les diga que no todo está perdido cuando parece que todo se pierde.
En serio: vale mucho la pena.
simitrio.quezada@ntrmedios.com
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
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