Las cosas simples
Como lo mencioné, recién salgo de una racha de dos semanas que casi me deja tirado en el suelo, desvelos, malpasadas, en fin, asuntos que no vienen a cuento.
En estas semanas, apenas tuve tiempo de tener a tiempo LLL, ni qué decir de componer o escribir algo extra. Tengo varias cosas en el tintero, y espero en estos días poder finalmente terminar lo que tengo pendiente de terminar, y escribir lo que tengo pendiente de escribir.
Por lo demás, la espera sigue siendo difícil, este cierre de año se me antoja pesadísimo, a cuál más.
Supongo que todo, y con todo, es parte del show. Así que gracias a quienes siguen viniendo por aquí, ya habrá nuevas noticias... o en el peor de los casos, algún video del llutuve.
Echo de menos las cosas simples: el café de la tarde, la música de Haggard o Jon Anderson, The X Files, despertar hasta bien entrada la tarde, las tortas de longaniza y esos tacos apestosos de Guadalupe.
Maldita sea, cómo duele a veces la distancia.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
¡Ah, esos tacos apestosos!, sigue la deuda pendiente de pagarse, como la del café de la tarde con Simitrio, par de deudas embrujadas.
Y entonces iremos de ronda: primero los tacos, luego el café, y para terminar, un buen tequila, o de perdido un cafecito de olla.
La única salida que tenemos y nos queda, es la de obligarnos a ser felices, pase lo que pase.
Sin embargo, lo que nos queda es no empeñarnos en ser infelices, y ya estaríamos dando el primer paso hacia la felicidad.