Descanso
Parecía imposible, pero no lo fue.
El sábado estuve trabajando en casa hasta altas horas, es decir que me fui a dormir hasta que era ya domingo, 3 de la mañana.
Como sea, pude dormir hasta las once de la mañana el domingo. Estuvimos un rato Yaretzi, mi esposa y yo viendo tele, poniendo música, hasta aprovechamos para lavar ropa y trastes. Cuando llegó la hora de la comida -a eso de las 3 de la tarde- estuvimos dándonos una buena dosis de zapping por la tv abierta -la única que tenemos- y como no había nada bueno por ver, mejor nos fuimos a dormir todos... una riquísima siesta que fue de las 4 a las 7 de la tarde.
Así que, por fin después de varios meses, pude y pudimos estar como osos cavernarios a punto de hibernar, en casa, y perdiendo el tiempo a conciencia.
La dicha inicua de perder el tiempo es una de las pocas dichas que aún nos quedan.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
COMPLETAMENTE MANDILÓN.
eso ni me da vergüenza ni me quita el sueño, por demás, lo he podido verificar por mi propia cuenta:
matrimonio donde manda la mujer, reina la felicidad...
recuerde que los extremos se tocan...
o no me diga que no ha escuchado aquel chistecillo del maestro Polo Polo donde un general pide que al cabo que hasta le ponga grava... porque es bien hombre, según.