In medio virtus
Si algo he aprendido de Gaby es que todo hombre por el hecho mismo de plantarse frente a Dios -incluso como ateo- es un teólogo.
Y hay buenos y malos teólogos, qué duda cabe. Y entre los peores teólogos están aquellos que se proponen no ser teólogos y elaborar sus teologías al alimón, concientes en todo momento de su propia ignorancia, y sin afán alguno de expurgar sus errores, si es que llegan a notarlos en el transcurrir discursivo de sus reflexiones.
Tal como comentaba a ReD sobre el asunto de la cuestión del mal, resulta difícil plantearse de entrada la existencia del mal, y más aún, del Maligno, cuando se comienza por aceptar la existencia de un Dios al que suponemos bondadoso y culmen de toda virtud.
Cuando escribía el LLL número XXXIII, pensé dedicar algunas líneas a modo de repaso sobre el famosamente conocido 'Evangelio de Tomás'. En lugar de eso, preferí volver a ese otro librito, el de Russell [Lucifer: the Devil in the Middle Ages], que he leído en su edición del FCE por lo menos un par de veces -diez años de distancia entre una y otra-. Este hombre tiene la capacidad de pensar peligrosamente bien, y por más detenidos análisis que hice de encontrar errores o puntos falsos en su discurso, confieso sin pena que no los encontré.
El método que utiliza es muy efectivo -quizá un tanto efectista, mas con todo, innegablemente útil- y consiste en partir desde una realidad concreta -en este caso, 2 crímenes transcritos sin omitir una 'i'- y a partir de esos hechos comenzar su análisis de los temas que desea estudiar. La primera vez que leí el crimen de Judy fue algo así como sentir una corriente eléctrica que me recorriera el espinazo de arriba a abajo. Ahora que sé que dicho Steve Judy tenía apenas 22 años cuando cometió su crimen y al saber los detalles casi finales de su juicio, sentí la tristeza por la muerte atroz e ingrata de aquella madre y sus hijos, y también la tristeza atroz de alguien a quien advierto preso de su propia maldad, buscando una salida e implorando se le permita escapar por la vía de la muerte rápida: acabó electrocutado en la silla verdugo.
José Peralta tradujo lo siguiente:
Steve Judy testificó cerca del final de su juicio. Desde el banquillo de los testigos relató como detuvo a Terry Chasteen. Era sencillo. Le hizo señas a la joven para indicarle que uno de sus neumáticos había sufrido un pinchazo. Cuando ella se detuvo, él también se estacionó y le ofreció ayuda. También se ofreció a revisar el motor de su auto. Fue entonces que le arrancó la bobina de encendido. Como el vehículo no prendía, le dijo a Terry que podía llevar a ella y a sus hijos.
Avanzaron un poco hasta que Steve se salió del camino y se estacionó cerca de White Lick Creek. En un evidente intento de salvar a sus hijos, Terry no ofreció resistencia. Fue obligada a caminar hasta el arroyuelo; Steve le dijo a los niños que fueran río abajo y jugaran.
Luego le ordenó a Terry que se quitara la ropa. Obedeció en silencio y fue violada. Súbitamente, gritó como histérica. Steve desgarró un pedazo de su ropa y se la metió en la boca antes de estrangular a su indefensa víctima.
Los niños corrieron hacia su madre al escucharla gritar. Uno a uno, Steve los agarró y los lanzó al río, donde murieron ahogados. Steve Judy le imploró al tribunal que lo ejecutara.
Sentada en la sala se encontraba una mujer que más tarde testificaría contra el acusado. La testigo no tenía el dedo índice de su mano izquierda. Era la mujer que había sobrevivido al cruento ataque nueve años atrás.
El 8 de marzo de 1981, el deseo de Steve Judy le fue concedido. Fue ejecutado en la silla eléctrica de Indiana.
'Steve Judy le imploró al tribunal que lo ejecutara'. La frase es menos teatral de lo que parece, y para que haya quedado constancia del hecho, debió ser algo que causara impacto en la audiencia, en este caso, en el reportero que elaboró la nota.
No fue por miedo o cobardía que Judy imploró que se le matara. Después de tener la suficiente sangre fría como para matar a 3 niños indefensos dejándolos ahogarse en el río, y de violar y estrangular sin miramientos a una mujer igual -o más indefensa: ella quería proteger a sus hijos y por eso se dejó violar sin miramientos- de indefensa que los niños, no puede tener miedo ni de la muerte ni de las consecuencias de sus actos.
Avizoro la conciencia plena de alguien que se sabe irremediablemente perdido en sus pulsiones más primitivas, en sus deseos más oscuros, y a quien nadie detendrá, ni siquiera un esfuerzo tremendo de la voluntad propia.
La tragedia en el crimen de Judy es doble: es la tragedia de quien sufre del mal en sus consecuencias más extrema, y la tragedia de quien efectúa el mal hasta sus consecuencias más extremas.
Un primer problema dentro de la tradición cristiana y católica respecto al problema del mal, radica en la casi nula posibilidad de entender el mal o las acciones malignas como algo inmediatamente transitivo.
Me explico: el cúmulo de mandamientos y la estatificación de los pecados en formas definidas apuntan sobre todo a la culpabilidad del hombre que efectúa y lleva a cabo ese mal. El mal nace en el corazón del hombre y por eso debe ser evitado, confesado, absuelto en la persona que realiza el acto malo. Ahora bien, al poner el énfasis en la intransitividad del pecado como algo que daña principalmente a la persona que lo comete 'in se', se omite peligrosamente la inmediata transtividad de esa misma acción, siquiera como acción emprendida en contra de aquel que realiza el acto malo.
Es decir: partiendo del supuesto de que exista una 'ordenada' sucesión de hechos que marquen las líneas conductuales de un individuo cualquiera, se tendrá la idea de esa acción, el deseo de la acción, y la realización de la acción mala. Y el peligro que se indica estriba en no incluir en la inmediatez de este proceso la transividad de la acción realizada: el pecado es grave cuando se lleva a cabo, en el momento mismo en que comienza a ser un hecho, y no cuando dicho pecado termina y concluye.
Me parece que hasta el momento no he escuchado ni leído -quizá Gaby tenga algo escrito en su blog, que al parecer sigue de vacaciones; en todo caso, aún no llego hasta esa entrada- nada que indique el peligro latente en la disociación entre la inmediatez de la acción y la potencia, el pensamiento y la obra efectuada.[...]
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
No estoy de vacaciones, estoy más activa que nunca, pero me estoy despegando de algunas personas que me toman el pulso desde el blog que tenia. No me escribian nada, ni les importaba un huevo el trabajo a disposicióny encima me ligaba lectores que no tenían nada que hacer allí. para mantener a cinco o seis personas que se animaban a pensar un poco. Estoy traajando en otro sitio. si me promete discreción ciega, le paso la dirección por mail, huyo de los enlaces.
Un abrazo
le prometo discreción con los ojos bien abiertos. No me pida cerrarlos cuando es leyendo su blog que he perdido el miedo de pensar por mí mismo en una forma más 'ordenada' y nó solo como un 'raciocinio divagante', sobre temas que eran -y en algunos sitios y campos- siguen siendo tabú dentro del catolicismo.
Respecto a lo de las vacaciones, pido disculpas. Me tomé muy a la letra lo que aparece en el blog y que menciona algo sobre 'tareas de mantenimiento' -que por lo general significa 'desestresamiento temporal'-.
Y para pensar y repensar los puntos de la tradición cristiana y desde un punto 'filosófico' o 'moral' más que 'teológico' -sin entrar en los terrenos de pecado y gracia, que están fuera de mi alcance- es que me lancé a poner por escrito lo que 'intelectualmente' hablando he podido sacar en claro de lecturas y reflexiones de los últimos diez años.
Quizá me rompa la crisma de frente contra la pared, mas supongo que en eso consiste todo esfuerzo intelectual: romper el muro, aunque en ello nos vaya el pellejo.
Salud.
Francisco.
Vale?
Uno es www.tedomension.com.ar
Y el otro se lo mando por correo.
Abrazos!!!