Sonríe que Jesús te pega | Teología del flagelante en el siglo 21
Cierto día, Conrad se desnudo en su celda, (la palabra celda le quita todo romanticismo a la palabra desnudó) y con un flagelo con pinchos se pegó tan fuerte que partió el látigo. Y los pinchos de metal se desperdigaron como esquirlas contra las paredes. Ese día fue antológico para Conrad. Pero para enseñarle a no ser tan cruel vino la Inquisición y lo quemó.
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Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
me han dicho que los de la CNDH vienen por aquí... pero como Francisco Arriaga es mi seudónimo [ya sabes que mi verdadero nombre es Gregovirus, edá? no me preocupo demasiado por mí... aunque sí por quienes tienen el valor de seguirme visitando.