¿Por qué escribir?

Cuando se habla de 'crítica' y 'punto de vista' se apunta hacia dos fenómenos que suceden 'viendo hacia' lo que ha sido escrito, o lo que se está escribiendo. La crítica primera se ejerce por quien escribe, dependiendo del bagaje que traiga a cuestas será capaz de escribir un texto completo, redondo y bien terminado, o se mantendrá en su tarea de escribir según una categoría personal de lo que sea 'bello, correcto, aceptado'.

Como se ve, ni crítica ni punto de vista son suficientes y bastan por sí solos para arrojar al escritor sobre el papel y la pluma, no son alicientes suficientes que obliguen a escribir algo determinado. Sólo hay una excepción: la apología. Mas en el caso de la apología deberá entenderse que previamente hubo algo y que ese algo es el origen mismo de la crítica que a su vez requiere una contracrítica, comúnmente se llama 'escritos' o 'escritores' 'polémicos', y cuando aquello que ha sido dado a conocer al público contiene ideas polémicas, deberá buscarse un cabal seguimiento de los distintos argumentos mantenidos y sostenidos durante la discusión, con la finalidad de no caer en un reduccionismo exclusionista, que impida formarse un juicio exacto sobre aquello que se lee.

El primer lector de cualquier tipo de escritura es el escritor mismo. Difícil de sostener hoy día, mas la afirmación continúa imperturbable: el primer lector y el primer crítico es aquel que escribe.

¿Qué es entonces lo que obliga a salir de una escritura personal, íntima, autónoma, tautológica, para buscar otro lector de lo que se ha escrito?

Aquí la respuesta es más confusa, incluso, se diluye en sinfín de respuestas posibles. Lo básico, elemental, simple, será que la escritura y la lectura, y el lenguaje con sus códigos y signos, no pertenecen a un solo individuo, sino que son adquiridos desde una comunidad, y como tal tienen el común sustrato de buscar en la otredad el sostén de cualquier tipo de discurso.

Es en esta otredad, o alteridad si se prefiere, que lo escrito puede ser contemplado como una idea propia que plasmo sobre el papel o sobre una pantalla, y también como algo que ha surgido por la adquisición de 'algo' que debo en última instancia a quienes me rodean. La justificación de cualquier tipo de escritura estará precisamente en la existencia de lectores a priori, en la existencia de una comunidad bien definida y determinada, que ha prestado su lenguaje, código, signos, símbolos y referentes, con los cuales puede darse una intencionalidad a un discurso, independientemente de la aceptación o nó, o el agrado o nó, que pueda tener en la misma comunidad que ha proporcionado tales herramientas.

Esto queda plasmado magníficamente en un documento por demás misterioso: el llamado Manuscrito Voynich. Si el lenguaje en el que ha sido escrito -supuesto que haya y exista dicho lenguaje- se perdió al no transmitirse posteriormente, la informació contenida en el libro se pierde irremediablemente, y la finalidad misma de quien lo escribió fracasa. No puede preservarse el sentido de un texto cualquiera si no existen referentes capaces de ofrecer pistas sobre el significado del texto mismo, más aún si el código se pierde: es terminar de perder lo ya perdido. [...]



Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.

Comentarios

Sender Eleven ha dicho que…
No te prometo que hoy, pero en estos dias hare un post que se llame ¿Por què escribir?
Sender Eleven ha dicho que…
Y claro sera diferente al tuyo.
Francisco Arriaga ha dicho que…
tengo la impresión de que usas una mac, y un teclado checoeslovaco...
Sender Eleven ha dicho que…
Por lo regular escribo en una hp pero teclado de la antigua U.R.S.S.