La Rosa de Guadalupe
Parece que nadie extraña los antaño populares 'monólogos' 'de' Adal Ramones. Y 'monólogos' entrecomillados porque eran diálogos en forma -sin el público riendo y contestando sí o nó la cosa no funciona- y 'de' entrecomillado y en cursivas, porque Ramones no los escribía. Lo dejamos sin el chícharo de la oreja y se hubiera quedado mudo.
De la misma forma que nadie extraña los antaño famosos diálogos, nadie echa de menos la serie vetusta e inútil de 'Mujer, casos de la vida real', que se vanaglorió de representar la vida problemática cotidiana de las mujeres mexicanas, y de donde brotaron actores en forma que después serían famosos y casi inmortalizados en un montonal de telenovelas. Es más: ningún 'verdadero' actor de Televisa se preciaría de serlo si no hubiera aparecido aunque fuera de personaje segundón en algún episodio de 'Mujer'.
Televisa sabe que el morbo mueve y vende. Nunca le importó ni a Televisa ni a la Pinal poner soluciones, 'denunciar' es mucho más sencillo que 'resolver' o 'solucionar'. Y los tres o cuatro casos que realmente fueron presentados y alcanzaron a ser 'solucionados' por los televidentes lo fueron por lo ruin y amarillista que eran: niños robados, arrancados de las manos de sus padres. Hoy eso dejó de ser noticia: son tantos los infantes perdidos que ya nadie quiere ocuparse de ellos, como no sea en noticias que saldrán de pasada en el noticiero de la noche, y allí acabó el asunto.
Los creativos de la empresa se han de haber preguntado no mucho qué hacer 'con el hueco' que dejó ese programa de más de quince años de transmisión -qué aguante tenemos los mexicanos-, y cómo seguir alimentando el morbo de la televidencia mexicana. La ecuación es fácil, sencilla hasta el extremo: juntemos los dos elementos más idiosincráticos de la mexicaneidad entendida como tal y tendremos un jonrón.
Qué maravillas hacen con la violencia contra las mujeres, y con el rancio gadalupanismo que siguen teniendo los dizque creyentes mexicanos: aunque dejen el catolicismo que 'naiden' les toque a la Virgencita porque entonces sí que se arma la trifulca.
Rancio, podrido, sensacionalista, ese programa de 'La Rosa de Guadalupe' está lejos de toda hagiografía mariana, y ha devenido en un espectáculo circense donde en lugar de sacar palomas y conejos de los sombreros negros de los magos, tenemos a rosas apareciendo en jarrones y floreros que siempre son los mismos, y en lugar de conejos y palomas tenemos relaciones familiares sanadas de la noche a la mañana, empleos encontrados un buen día mientras se compraban chicles en la tienda, o la salud desahuciada por eminencias médicas.
Los milagros existen, claro está, pero lejísimos de ese trueque oración-por-milagro que quieren los ejecutivos de Televisa que nos traguemos.
Ojalá y acabe pronto ese programa aburrido, simplón, bobo e idiotizante.
Me gustaría ver trabajar en verdad la 'creatividad' de los 'creativos' de Televisa presentándonos programas sobre los mormones, los testigos de jehová, los musulmanes, los judíos, los menonitas, o las etnias marginadas que tienen aún sus religiones autóctonas. Supongo que entre ellos también existirá una hagiografía y los milagros no se descontarán. Pero como eso no vende y a nadie le importa, mejor le seguimos con lo mismo de siempre: atolito con el dedo a los televidentes mexicanos.
Total, ya estan acostumbrados a eso, y la fórmula que ha funcionado quince años no tiene por qué no funcionar otros quince más.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
mario: ¿qué no el programa 'lo que sufren los hombrecillos' no lo siguen pasando? nomás que creo que le cambiaron el nombre, por quién sabe cuántos años se ha llamado 'en familia con chabuelo'. pobres hombrecillos y mujercillas, cómo sufren con los mentados concursos y con la voz nodulienta de ese vejestorio de conductor...