Zacatecas sigue siendo Virreinal... pésele a quien le pese

Quod scripsi, scripsi!

Cómo carajos no encabronarme cuando leo primero en el blóg de Jesús Olague que la mandataria del estado sigue saludando con sombrero ajeno, y luego cuando a punta de detalles el Diario NTR Zacatecas publica una nota más minuciosa y explícita sobre lo mismo.

Total que se joda el pueblo, y como yo también soy del pueblo -aunque viva en otro pueblo- también termino jodiéndome.

Transcripción:


Plaza de Armas

Martín Carcaño


Concierto para la casa real


Si el ilustre Feyo Jiménez decía “Que se me acabe la vida frente a una copa de vino”, bien pudiéramos aplicar a la ilustra Amalia García “Que se me acabe Zacatecas frente a una taza de café”. ¿Y eso por qué? ¡Ah, pues bien sencillo! Por la exquisita, titánica, extraordinaria lección de coherencia, espíritu democrático e igualdad de izquierda que ha dado a las zacatecanas, los zacatecanos y los que se pongan en medio.
Si la mandataria estatal no puede estar presente cuando las profesoras y profesores, ex migrantes y demás se plantan en la Plaza de Armas para exponer sus inconformidades, bien que hace su mejor esfuerzo para llegar, tarde como siempre pero llegar, a un concierto cuyas millonadas paga ella poniéndole en la factura cinco palabritas que hacen magia: “Gobierno del Estado de Zacatecas”.
Y según esto ella lo hace para convivir con el pueblo, aunque se le olvida el pequeño detalle de que entre el pueblo y ella como que estorba una decena de guaruros (porque guaruras es femenino ¿verdad?).
La historia fue más o menos así: cuando los maestros y ex braceros abandonaron la Plaza, alrededor de las 4 de la tarde, un pequeño ejército de trabajadores de gobierno del estado acomodaron alrededor de dos mil sillas que no llenaron ni la mitad de la explanada. Y si bien durante horas las sillas parecían abandonadas, hasta las 7:30 de la noche un puñado de personas llegó luchando (horrible gerundio) contra la gran barrera del frío.
Una hora después, los asientos colocados difícilmente fueron ocupados, y la gente acudió envuelta en gruesas chamarras, gorros, incluso aparecieron las cobijas sobre las piernas para tratar de mitigar las bajas temperaturas.
Víctor Manuel y Ana Belén aparecieron en el escenario, un público apagado por el aire trató de hacerse notar sobre las notas de La Puerta de Alcalá, mientras los guaruros de la góber Amalia impedían a toda costa que las primeras dos filas de sillas fueran ocupadas por varios ciudadanos que pretendían estar lo más cerca de los artistas españoles.
Estos lugares eran reservados especialmente para Amalia García Medina, Claudia Sofía Corichi García y María Concepción García Medina y su séquito de ayudantes y halagadores y duquesas y marqueses y vizcondes y pajes.
Sin embargo ninguna de estas tres integrantes del poder ejecutivo llegaron en tiempo y forma, Claudia Corichi llegó mientras en el escenario Víctor Manuel entonaba Soy un corazón tendido al sol.
La mandataria Amalia llegó una o dos canciones más tarde, seguida por su hermana Concepción, y ocuparon tres asientos de la custodiadísima primera fila.
El público entonaba Sólo pienso cuando, con aires de duquesa, llegó la contralora del Estado, en compañía de un varón; los guardianes de las sillas dejaron los lugares para esta funcionaria pública quien se acomodó junto a David Eduardo Rivera Salinas, director del Instituto Zacatecano de Cultura y que en el cuadro era algo así como conde.
En el escenario apareció Ana Belén entonando Lía, mientras un mesero recorría apresurado y sonriente la primera fila frente al escenario para servir café a la gobernadora estatal, García Medina, quien lo aceptó gustosa, pero nunca volteó hacia todos los de atrás para decirles: “¿Gustan? ¡Esto lo pagan ustedes con sus plaqueos y tenencias, así que vamos a servirles de uno por uno!”.
Cómo te avionas, venadote. ¿Cómo quieres que este gobierno de izquierda y democrático sea un gobierno de izquierda y democrático?
Lo único que sí sucedió es que el paje mesero atendió al resto de los funcionarios públicos ahí presentes, osease que agarró corte con la corte, para finalmente ser llamado por la mandataria estatal, porque parece que ya le había caído el veinte de que no se vale tragar pastel enfrente del hambre, o a lo mejor recordó lo que dicen los profes en los salones: “traes para todos o no traigas”, y por eso, sólo nomás por eso, ordenó al pobre paje vestido como rico que se fuera al rincón de cualquier balcón de palacio de gobierno, y que allí se pusiera “firmes ya” hasta que la gente de a pie se fuera.
En el escenario Víctor y Ana entonaban Contamíname, para cerrar el concierto, abajo Claudia Corichi adquiría unos discos para ampliar su colección, no sin ante consultar a su madre.
Los artistas se despidieron del público quien emocionado pidió una última canción, sonaron los primeros acordes de Quiero abrazarte tanto, y el grito popular de “beso, beso” al que, extrañamente, se unió la gobernadora del estado.
La canción terminó y con ella un buen espectáculo, digno de cualquier escenario internacional, lo lamentable fue el show alterno, a los pies del escenario, donde la mandataria estatal y sus colaboradores demostraron que el poder es para ejercerlo.


De salida
¿Qué otro artista nos traemos, Madre? ¡Nos falta Joan Manuel, antes que Perales!
Y otra
Gracias, Don Saúl Ortega, por su generosa aportación para esta entrega.


Y pa que no se crea que son meras invenciones mías, aquí está la página donde se publicó la reseña. Hay que reconocer que para escribir algo asi, hay que tener los güevos bien puestos, eso que ni qué.

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