Sobre la Intervención del Estado
Quod scripsi, scripsi!
A raíz de una entrada en el blog de Jesús Olague, se destapó un poco esa cloaca que en México hemos dado por llamar Suprema Corte de Justicia... que ha terminado siendo una Suprema Cohorte de Justicia, dispuesta a servir a quien mejor le pague.
Coincidiendo con ese post está mi lectura detenida, que pretendo sea profunda y bien entendida, del librito de Russell, 'Autoridad e individuo' que ya tiene más de medio siglo de escrito.
Me jode muchísimo cuando me pongo a profetizar y las cosas salen ciertas. Supongo que a otros, de la talla de este señor y similares, les joderá infinitamente más aún. Si le hubieran dicho que estaría retratando detalladamente el estado actual de la política y la sociedad 'occidental' de medio siglo después, seguro que habría querido escribir cosas 'menos feas'. Pero lo que escribió lo escribió, y escrito quedó.
El gran problema que sacude a México enterito, desde la crisma hasta los piés, es precisamente la impunidad del delito y la impunidad de la justicia 'comerciable'.
Todo ese capítulo de Intervención y demás, cabe en una sola pregunta: y a nosotros los pobres ciudadanos, ¿quién nos cuida del estado?
Porque el estado está claro que hoy día cuida a los que pagan: violadores, narcotraficantes, pedófilos, asesinos, traficantes de personas, tratantes de blanchas, traficantes de influencias y demás.
Y Russell apunta claramente que el individuo tiene un papel preponderante en la solución -y también en el agravamiento- de este status quo.
Cuando nos demos cuenta de que efectivamente, politicuchos y criminales tienen exactamente los mismos derechos -y obligaciones- que nosotros, 'ciudadanos cualquiera' comenzarán a cambiar las cosas. Porque nada vale exigirle al 'Señor Presidente de los Estados Unidos Mexicanos Felipe Calderón' que solucione las cosas, sino que hemos de irnos contra Felipe Calderón el padre de familia, el hombre de negocios, el vecino, el ciudadano que también debe pagar impuestos y teléfono y luz.
Cuando tengamos esto bien clarito, y grabado a fuego en todas y cada una de las neuronas, seremos capaces de llevarnos entre las patas y de encuentro a cualquier potencia mundial, llámese Estados Unidos, Japón, Alemania o quien ustedes gusten y manden.
Hay un sólo y grandísimo problema. Por lo general para que el ciudadano adquiera esta conciencia tiene que haber un movimiento nacional y nunca pacífico. Seguro que habrá balazos y muertos, eso que ni qué, pero valdrá la pena.
Ah! Ya mencioné que a esos movimientos y despertares de conciencia por lo general los hemos nombrado en ocasiones anteriores con el mote de 'Revolución'...?
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