Ramiro Guillén Tapia: another brick on the wall
Quod scripsi, scripsi!
Cuarenta años desde el '68.
Y luego esto: quien se roció de gasolina y tuvo los güevos suficientes para prenderse fuego falleció el día de hoy, a raíz de esas mismas quemaduras.
Algún día, navegando entre algún blog que ya no puedo recordar dónde estaba, leí que el gobierno mexicano puede 'fabricar' un perfil criminal a cualquier ciudadano en menos de 48 horas. Según esto, era una afirmación de alguien que trabajaba para el ejército en el área de inteligencia militar.
A este gobierno no le gustan ni le hacen falta mártires, todo lo contrario: está evitándolos hasta donde le sea posible. Por eso no ha encarado a AMLO y su caterva, por eso prefiere asistir y marchar al frente de los pocos asistentes al desfile en días pasados aunque el presidente de la república mexicana quizá haya llevado pañal puesto, por aquello de que le fuera a escurrir quién sabe qué cosas.
Inmediatamente salió a relucir que hubo un intento de suicidio, en el '98':
"De acuerdo con informes oficiales, al campesino le sobrevive un hermano, pues jamás se casó ni tuvo hijos. En su historial se incluye un intento de suicidio ocurrido en 1998 cuando fue recluido en el penal de Acayucan acusado de los delitos de lesiones y robo."
Me pregunto a estas fechas quién podría corroborar aquello, y si las cosas fueron efectivamente como se dice que fueron: un intento de suicidio debido al encarlamiento por lesiones y robo. Caído el árbol, a hacer leña mientras se puede.
Muy a mi pesar, no creo que la muerte de este activista tenga trascendencia. En la nota misma se deja entrever que los campesinos se disgregaron, y ya andaba buscándolos el gobierno 'para finiquitar ese asunto'.
Es la voz de los pobres y desposeídos la que menos atención tiene hoy. Y entre esos pobres y desposeídos están los campesinos que huyeron en desbandada, están los vendedores de cd's piratas que están 'a cuota' en todos lados del país, están los vendedores ambulantes que tienen 'qué mocharse' con narcos y con polis, están los críos enganchados con la coca y la heroína recién entraditos en cualquier secundaria pública, están los pensionados y jubilados tanto del issste como del imss a quienes no alcanza con las pensiones ni siquiera para pagar la luz.
México ya no necesita recuerditos como el '68. Cualquier desaparecido que no haya aparecido aún está muerto y enterrado, hay que metérnoslo bien profundo en el subconciente nacional, hay que dejar de lado ese lastre llamado 'historia nacional' -por lo demás falseada- y seguir adelante, solucionando los problemas de fondo.
Hasta donde he podido entrever, la conciencia popular vá sacando y teniendo el valor suficiente para hacer ver que muchos de los conceptos morales que nos inculcaron nuestros padres son los causantes de la crisis que atravesamos en este momento: uno y el más claro, el de 'no ser unos chivatos'.
Las últimas detenciones de bandas de secuestradores, de narcos, de dealers y demás, se han dado gracias a 'denuncias anónimas'. Estas mismas denuncias anónimas proceden de gente que no podría 'ser mexicana' según el concepto que tenemos: hablar de frente, denunciar en voz alta, darse de trompadas con quien sea, el típico 'donde me la pinten, brinco'.
Vemos que hablar de frente para denunciar a poquiteros y grameros sólo tendrá un resultado, contundente por demás: que nos pongan 'un sello de plomo' en la frente, o nos dejen una navaja en el abdomen 'para que la guardemos un ratito', o que terminemos 'cocidos como puerco de pozole' en un baño de ácido muriático y sosa cáustica.
Tampoco se tratará, en última instancia, de todos contra todos, de vecino vigilando al vecino, de armarnos hasta los dientes y armar escuadrones ciudadanos que salgan a vigilar el vecindario. Se trata de tener el valor y el juicio suficiente para determinar qué tipo de gobierno queremos, y exigir al gobierno que cumpla con su deber. Que haga justicia y no se haga de la vista gorda, como ha venido sucediendo.
Que el presidente y senadores y diputados ganen lo que nosotros queremos que ganen [o lo que nosotros les queremos pagar, que es lo mismo], y sobre todo que tengan bien claro que si al presidente con sus cámaras los elegimos entre todos, entre todos también podemos quitarlos del poder, en cualquier momento, si nos viene en gana, y si no está cumpliendo con sus funciones.
Y esto no lo harán los mexicanos representantes del viejo orden.
Esto comienzan a hacerlo los nuevos mexicanos, los que denuncian aunque tengan que hacerlo -lamentablemente- vía anónima, aunque les llamen chivatos.
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