Sigues escribiendo?

Sandra Becerril, magnífica poeta que ha fraguado uno de los versos memorables que ahora llevo a cuestas, reflexiona en su blog de una forma abierta, íntima y confidente [no son términos contrapuestos] sobre las razones para escribir. Transcribo su texto aquí, esperando que ese 'copy right' que aparece en su blog no sea tan exigente y no llegue a sentar sus reales por aquí.

¿Sigues escribiendo?

Fui a una reunión ayer, llegó mi vecino así de: ah, eres escritora, deberías escribir de mi vida, o de lo que pasó el otro día, fíjate que…

“Y tú, ¿sigues escribiendo?” Es una pregunta común. A veces da coraje –claro, escribir es mi vida- a veces da risa, a veces los miras y piensas en algo más. Es como si me dijeran: ¿y sigues respirando?. Pero es una pregunta que esconde una verdad espeluznante. No cualquiera que se diga escritor, va a escribir toda su vida. No cualquiera aguanta sacarse las entrañas en cada texto. Escribir es un proceso doloroso, disfrutable y solitario. Solitario no porque no tengas amigos o parientes, sino porque los tienes y a ninguno le importa qué es lo que has escrito. Los lectores que te leen, están muy lejos de la gente que amas y ahí, en medio de ese hueco impenetrable, estriba la verdadera soledad. Ahí fue donde me encontré a mi Mala Influencia en un Yo compartido. Estábamos solos. Ya no.

Hace rato hablábamos de sacarnos las entrañas en cada texto. Tus letras, deben conocerte mejor que cualquiera, tus debilidades, obsesiones, fuerzas, miedos. Tus letras, deben ser sinceras, honestas. Mientras mirábamos la belleza de la nada, comentamos aquel texto que nos enviaron y nos dejó nada. Estaba vacío de honestidad. Porque las letras no mienten y se nota cuando fueron hechas sólo para vender, para convencer, para mentir. Claro, hay letras mentirosas excelentes, pero hay que saber mentir. Todos los escritores son unos mentirosos, hasta el más realista tiene algo de fantasía. Es inevitable y creo para eso fueron hechas las letras: para extraernos de este mundo y llevarnos a otros, quizá no mejores, pero sí, diferentes y vastos. Tal vez tu historia no es la grandiosa épica que habías deseado, pero es tuya, es sincera, tiene tu dolor, tus lágrimas escondidas, tus lugares oscuros que tú mismo no sabías que existían.

Escribir aún cuando no estés escribiendo, crear y corregir. Antes decían que los escritores se hacen más con la goma. Hoy se hacen más con el Erase, pero es igual. Es un vicio –lo confieso- enamorarme de frases que pienso que son tan buenas, que pueden quedar. Y no. Cuando las quito, les hago su funeral y el texto mejora. Es como la vida, cuando sacamos de nuestros días a la gente que no aporta nada, duele, pero seguimos y es mucho mejor.

Cuando tienes todo esto, además de desvelos por crear, poca nalga por estar sentado tanto tiempo y valor, te leerás de diferente manera. Te leerán de diferente manera y podrás decir: Sí, sigo escribiendo...

Para ir al lugar original, dar click en el título de este post.

Comentarios