Apología pro vita mea [a E. Marcassus]

No quiero ni puedo tener rencores con usted, ya que sus lecturas y comentarios me lo impiden, y también los comparto.

Pensé inicialmente escribir un mensaje extenso, demasiado extenso, para explicar el por qué el poema de Witz, el por qué esa vulgaridad que ha notado y denunciado en esos posts titulados 'Mi protesta también I y II', y una defensa de mi postura en cuanto inserta en una realidad perfectamente bien definida.

Veo con tristeza que, a quienes va dirigido inicialmente ese par de post no han reaccionado como usted lo ha hecho, y ante ello no encuentro -tristemente- un justificante mayor para que el poema y esos comentarios sigan estando donde y como están:

México sería otro si por lo menos la mitad de los mexicanos sintieran lo que usted, y compartieran su punto de vista.

Amo y quiero y me duele mucho mi país, con su nombre mítico y místico, que es y sigue siendo 'extra-oficial' [en los documentos gubernamentales sigue apareciendo el nombre del país como 'Estados Unidos Mexicanos' y a pesar de varios intentos no ha conseguido trocarse por el de 'México'], perdiéndose, en un solo hecho, la identidad y aquello que nos constituye como una nación rica en historia, costumbres, aspiraciones y anhelos.

Le agradezco profundamente sus comentarios, y los aprecio inmensamente a la vez: sé que no estamos solos, y que aunque muchos mexicanos se avergüencen de hablar español, del orígen indígena que también nos acompaña, y no se solucionen problemas gravísimos respecto al bienhestar moral, económico y psicológico de las distintas etnias aún existentes, México seguirá siendo un triste país, y también un país triste.

Un abrazo afectuso.

J. Francisco A. Elizalde

Post scriptum: no pude vencer la tentación y pregunto: es usted originario de esa provincia vascofrancesa situada al pie del monte Larrun llamada 'Lapurdi'...?

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