La Puta Verde

Cortázar la definió [marcó] así.

Sueños, deseos, anhelos, peticiones calladas: todo eso encontramos en ella -y diré que por ella-.

Aunque pudiera encontrarme de momento sin ánimos, deprimido, buscando justificaciones que no existen, ella señorea aspectos siquiera nimios de mi existencia, no permitiéndome el ceder a la tentación de una voluntaria anulación de mi fuerza vital.

No se entrega a cualquiera. Con todo y sus vestidos de floresta, selva y césped, guarda un recato que sólo cede ante los decididos, audaces, tenaces. Se vence fácilmente con la acción. Y la oscuridad no termina con ella, consciente de sus capacidades y atributos quasi vegetales, es en la oscuridad cuando hunde más profundamente sus raíces, tornándose fuerte, corpulenta. Entre más intentos de ladearla, entre más hachazos recibe, más robusta se torna.

Se me ofrece, en este momento, como tímido brote de hojas, pequeña extensión espacio-temporal que apenas sobresale de los terrones y surcos.

Sé que sus frutos son exquisitos. Y sé que sólo se alcanzan con la espera, con el reposo.

'Con paciencia y un ganchito, se alcanzan las pitahayas más altas'.

Abuela: ¡cuánta razón sigues teniendo!

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