De assidvitate in lectvra
Hace 10 años adquirí dos libros:
El Naranjo, de Carlos Fuentes.
Casi un objeto, de José Saramago.
Entonces, y a lo largo de este tiempo, he intentado leerlos varias veces [más de 7, seguro], y los esfuerzos fueron inútiles.
La semana pasada operó el milagro: en 2 días leí lo que no me fue posible leer antes en esos 10 años, de Fuentes.
Y apenas ayer, leí de corrido los primeros 3 relatos de Saramago, que resultaron leves, tenues, llenos y rebosantes de esa sencillez lineal que admiro y en la que me deleito.
Más que nunca, afirmo, en carne propia, que la re-lectura es un hábito indispensable en todo aquel que se reconozca como afecto/adicto a las letras.
Y ni qué decir de la música [aplíquese su equivalente auditivo].
El Naranjo, de Carlos Fuentes.
Casi un objeto, de José Saramago.
Entonces, y a lo largo de este tiempo, he intentado leerlos varias veces [más de 7, seguro], y los esfuerzos fueron inútiles.
La semana pasada operó el milagro: en 2 días leí lo que no me fue posible leer antes en esos 10 años, de Fuentes.
Y apenas ayer, leí de corrido los primeros 3 relatos de Saramago, que resultaron leves, tenues, llenos y rebosantes de esa sencillez lineal que admiro y en la que me deleito.
Más que nunca, afirmo, en carne propia, que la re-lectura es un hábito indispensable en todo aquel que se reconozca como afecto/adicto a las letras.
Y ni qué decir de la música [aplíquese su equivalente auditivo].
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