La mejor calidad
El asesinato de algunos usuarios en las instalaciones del transporte público, el pasado viernes 18 de septiembre vino a minimizar el aniversario de los terremotos del ochentaycinco.
Este señor brincó a la fama y al estrellato, inflamándose y estrellándose de frente contra un gobierno que puede reprocharle el crimen, las balas, la 38 super que traía entre las ropas, pero lo esencial, lo verdaderamente importante, no:
Este señor brincó a la fama y al estrellato, inflamándose y estrellándose de frente contra un gobierno que puede reprocharle el crimen, las balas, la 38 super que traía entre las ropas, pero lo esencial, lo verdaderamente importante, no:
Los argumentos que esgrime son absoluta y completamente válidos. Y nuestro gobierno sabe que ni con la influenza podrá dejar a la gente en sus casas, sí, quemó el cartucho mediático en la época pre-electoral y mantuvo en juicio hasta a los más faltos de juicio, que no salieron a las calles sino sólo para lo mínimo indispensable, ya no pensar en alzarse en armas y llevarse de encuentro a un par de senadores y diputados, que a nadie harían falta y sí nos ahorrarían varios miles de pesos.
Ahora la influenza volverá a ser mediática y campaña de despilfarro, la pobreza seguirá matando a los más pobres en sus agujeros de ratón: ya no pueden salir a buscar qué comer quienes viven del 'comercio informal', por el miedo de morirse antes de tiempo, entre moquillo y fiebres que ya hubiera querido Cicciolina.
Puedo decir, y valga la redundancia, a título personal, que tengo treintaycinco años, y en los mismos he vivido en un país que adolece una crisis crónica. Para mí es imposible pensar, hacerme claramente una idea de lo que sería México sin crisis. Siempre ha sido una lucha constante por la tortilla y los frijoles, por la leche y la gasolina que me permita llegar a mi trabajo, donde no gano ni lo suficiente para vivir dignamente, y cuyo salario sólo me permite y nos permite sobrevivir.
Y no me asusta ni me asombra la balacera del metro: yo no tengo una 38 super y mi esposa e hija esperan en casa, para ver qué habrá de comer en un par de horas que pueda llevarles: el hombre de la foto y quien esto escribe estamos en la misma situación, pensamos lo mismo, vivimos lo mismo, y por si fuera poco, hasta creemos lo mismo.
Ya falta poco para que inicie el revuelo de que haya confesado públicamente ser católico, y agárrense que el baile se va a poner bueno, por no hablar del jaleo mediático.
La violencia es la única salida que nos queda. De nada valdrá el diálogo, ni la búsqueda de 'buenas intenciones' al estilo de Cárstens, que sólo buscan el bien de los grandes inversionistas en el país, mientras cuando voy a la tienda de autoservicio tengo que conformarme con los jitomates que los gringos y asiáticos no quieren ni regalados, y me los quieren vender a precio de oro.
La mejor calidad que ha proporcionado este gobierno -y no sea usted tan ingenuo como pare leer 'Jelipe Calderón'- es la de crear especialistas en supervivencia, en sobrevivencia, héroes anónimos que hacen prodigios mayores que los de cualquier faquir, amas de casa que salen avantes sobre cualquier programa de apoyo social cuyas cajitas de despensas siguen traficándose bajo el amparo de unos colores rancios nacionalistas, y cuya impronta psicológica sigue siendo tan jugosa para el PRI.
Llegado el momento de tomar decisiones, sólo espero que la cordura y el temple no le falten a este pueblo mexicano, que se está cansando -ya está cansado, inmerso en un cansancio crónico- del saqueo de funcionarios públicos que ganan en un mes lo que yo no podré ver ni en cinco años de trabajo. Créanme: si hubiera la manera de componer las cosas de otra manera, podríamos pensar optimistamente que México aún tiene una salida pacífica.
No la hay.
A este país sólo le faltan armas. El ambiente ya está listo, y las revueltas comenzarán a aparecer en cualquier momento.
Nam stat fua cuiq~ dies, breue et irreparabile tempus.
Comentarios
tienes también la sensación de que la palabra 'revolución' es lo que muchos están pensando y no se atreven a decir?
tengo la sensación incómoda de que es un secreto a voces, y la mayoría de los marginados -yo entre ellos- piensa lo mismo.