A Jesús Olague

Estimado Jesús:

Este par de semanas he estado sacándole la vuelta al parche, y me he violentado muchísimo para no publicar una contestación en tu entrada sobre la canción 'Pueblo blanco'.

Esa canción me sigue desgarrando cada vez que la escucho, y me hizo llorar muchísimo, amargamente, hace ya también varios años. Si para tí Zacatecas era un ranchote, imagina lo que era Jalpa hace cosa de 20 años. No había ningún tipo de futuro, no había horizontes ni siquiera proyectos de vida. Sólo esperar a que pasara el tiempo, y como dice Vargas Llosa al final de la Conversación en La Catedral: 'Esperar a morirme, ¿o nó?'.

El único escape era encerrarse en la biblioteca pública y leerse de corridito la colección de la Porrúa 'Sepan cuántos...', conseguirse una novia, y quizá con un poco de suerte irse de mojado 'al otro lado' para nomás volver en diciembre, a las ferias del pueblo. Ya podrás entrever que nada de eso iba conmigo, mis derroteros fueron otros, y no sé qué tanto jugó el subconciente al hacer que terminara encerrado cuatro años en el seminario de Guadalupe. No fué en vano, la vuelta al pueblo de hace un par de semanas me permitió agradecer lo que he recibido, lo que ha sido mi vida en estos años, con sus lágrimas, caídas, espinos, y también con las sonrisas radiantes y magníficas de aquellos que me quieren, las palabras de aliento, la presencia de esos amigos fieles allende distancias y silencios y ausencias.

Sé que esta sensación de sentirme 'colgado de un barranco' no me abandonará mientras viva. Pero también sé que gracias a ese 'no querer estar colgado de un barranco' he podido seguir en movimiento, y tratando de vivir plenamente esta vida, con sus ires y venires.

Salud.

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